Romper el hielo – Hannah Grace

Sinopsis

Las chispas saltan cuando una patinadora artística y el capitán del equipo de hockey se ven obligados a compartir pista y a acercarse mucho más de lo que querrían.

Anastasia Allen está decidida a entrar en el equipo olímpico de patinaje artístico de Estados Unidos y, cuando consigue una beca para la Universidad de California, todo parece ir de acuerdo con su plan.

El objetivo de Nathan Hawkins como capitán del equipo de hockey es mantener a sus chicos sobre el hielo cueste lo que cueste, pero todo se complica cuando tienen que compartir pista con una patinadora guapísima y con muy mal genio.

La situación obliga a estos rivales a pasar tiempo juntos, pero Anastasia está tranquila. Sabe perfectamente que un jugador de hockey jamás podría distraerla, y mucho menos Nate… ¿verdad?

¿Por qué lo he leído?

El motivo por el que leí este libro fue porque estaba hasta en la sopa. Y mira que me digo a mí misma, “no tienes que leer todo lo que está de moda, pero sinceramente, soy débil.

Para autoconvencerme me dije…a ver, un sport romance, juvenil, ligerito, que no haga pensar… ¿A quién no le va a gustar? Pues a mí.

RESEÑA

Anastasia y Nate son dos estrellas en su deporte, ella es la futura promesa del patinaje artístico y él el capitán del equipo de hockey.

Cada uno está centrado en su disciplina y ambos viven para ella, pero una de las pistas de hielo de la universidad se rompe y estarán condenados a compartir espacio.

Así que lo que al principio son problemas por incompatibilidad, rencor y prejuicios, poco a poco se convertirán en otra cosa que ninguno veía venir.

Estamos ante un libro de sport romance juvenil, muy juvenil, donde la trama principal es ver cómo dos personas que al principio no se caen bien se enamoran y son felices comiendo perdices. Es muy sencilla y algo cursi para mi gusto, pero no está mal.

Las subtramas que trata son algo más complejas, y aunque pasan por encima en cierto modo, los temas de los que habla son importantes y serios. Se perciben trastornos alimentarios, relaciones tóxicas en la amistad y en la familia, manipulación emocional, salud mental, competitividad en el deporte… para mi estos problemas son los que hacen el libro un poco más interesante.

La ambientación es la típica de campus universitario que huele a americanada.

En esta ocasión los protagonistas pasan más tiempo entrenando y de fiestas que en clase y estudiando, pero bueno, es lo que tiene ser la élite del deporte.

A mi es cierto que ese mundo académico ya me pilla un poco lejos, así que entre eso, y que yo nunca he sido la persona más competitiva del mundo, no he terminado de conectar demasiado con todos las preocupaciones y los problemas de los que hablan.

El libro se lee muy rápido porque son todo diálogos y están muy bien escritos. Son directos, divertidos y picantes. Me hizo mucha gracia porque la autora utiliza un lenguaje muy coloquial que representa a los chavales en la actualidad.

Así que el ritmo de lectura es bastante ágil pero también es verdad que si te saltas dos o tres páginas tampoco te pierdes nada.

Hay muchas escenas de sexo que son muy de relleno, pero están bastante bien escritas.

Los personajes están bien. Son un poco clichés andantes pero en este libro ¿qué no lo es?

Nate es el típico adolescente que hace mojar bragas si tienes menos de 20 años. Es el capitán del equipo de hockey, un buen amigo, un portento de la naturaleza y además bastante majo. ¿Quién no se enamoraría de él siendo menor de edad?

En general lo que más me ha gustado es que es un buen tío y bastante honesto con lo que siente.

Anastasia es una patinadora artística ultra obsesionada con la organización porque tiene muy claro qué es lo que tiene que hacer para conseguir sus objetivos. ¿Que esa disciplina cambia radicalmente en el capítulo 3 porque conoce al buenorro de hockey? sí, pero ya se castiga ella, no vamos a hacerlo nosotras.

Es muy directa, algo borde, y dice las cosas con una madurez increíble que solo los años de terapia pueden aportar.

Tiene una relación muy tóxica con su compañero artístico. La forma en la que la lleva a veces me han dado ganas de aplaudirle fuerte y otras de aplaudirle fuerte pero en la cara.

Los secundarios también están bien. Son graciosos y aunque su misión en este libro es reforzar la trama de los protas, se nota que más tarde serán los protagonistas de sus propios libros.

Los giros argumentales en este tipo de libros a mí personalmente no me sorprenden, porque al estar narrado en primera persona desde los dos puntos de vista de los protagonistas, sabes lo que siente cada uno de ellos.

No hay muchos plot twist, la verdad, y si los hay son tan simples que no los he sentido.

La tensión se resuelve muy pronto. Vale que es un libro de romance juvenil y que pasa lo que tiene que pasar, pero es que no hay nada de intriga porque en el primer cuarto del libro está todo el pescado vendido.

Y lo mismo pasa con el final, que ocurre lo esperado. Se sabe que va a acabar de esa manera desde antes de la mitad, así que no sorprende, aunque la verdad es que tampoco decepciona porque es lo que se espera con este tipo de libros.

En general esa es la conclusión que saco de este libro. No está mal… pero no me ha parecido nada del otro mundo. Puede que sea porque me pilla mayor, porque he leído mucho romance y creo que esta historia no tiene nada nuevo, porque el hype había elevado mis expectativas a una de las lunas de Júpiter… no lo sé, pero la cosa es que me ha decepcionado un poco.

Es verdad que es entretenido, que se lee rápido y que alguna que otra risa te echas por las ocurrencias de los personajes, pero no tiene nada destacable de lo que me vaya a acordar dentro de tres lecturas, así que no creo que lea el resto de libros de la serie.