Sinopsis

Narrada desde una singular y desgarradora voz en primera persona, La mala costumbre recorre la adolescencia de una niña atrapada en un cuerpo que no sabe habitar, que intenta comprenderse a sí misma y al mundo en el que vive, desde su infancia en una familia de clase obrera en el barrio de San Blas, arrasado por la heroína en los años ochenta, hasta las noches clandestinas en el centro de Madrid de los noventa. Como en una versión bastarda del viaje del héroe, yonquis, divas pop y ángeles caídos la acompañan en un viaje vital en el que, al final, serán otras mujeres quienes le ayuden a superar la violencia que encuentra a cada paso.

La mala costumbre es una novela cruda y feroz, pero también poética y conmovedora, en la que los extremos se tocan para mostrarnos por qué el resentimiento y la rabia contra el sistema son completamente válidos para sobrevivir en una sociedad que no acepta a los que son diferentes.

Reseña

La mala costumbre no es una novela al uso, así que mi reseña tampoco lo será. 

Podría intentar hablar de qué va el libro, pero es que va de tantas cosas… 

Va del orgullo y la lucha de clase, del feminismo, de los malos tratos, de la precariedad laboral, de la generación perdida de los 80 por la droga, de la sororidad, de la necesidad de referentes, del autodescubrimiento y autodeterminación, de la salud mental, del orgullo LGTBIQ+…

Es una novela de ficción pero podría ser autobiográfica o una memoria, ya que hay un poco de todas esas personas que no encajaban, que estaban dentro de un “armario” o de un cuerpo que se sentía como una cárcel. 

En pantalla decían que Madrid era una ciudad en la que los chicos maquillados bailaban hasta el amanecer; en San Blas, el fragmento de Madrid que me correspondía, los adultos discutían con toda normalidad si era peor tener un hijo drogadicto o maricón.

Porque en esta historia estamos todas las que nos salimos de la norma por el motivo que sea, y creo que Alana lo hace muy bien. Esta niña que crece en un barrio pobre y obrero, que escucha a sus vecinos discutir y que encuentra una familia (no de sangre pero que escucha y protege como si lo fuera). Podríamos ser tú o yo. 

Cualquiera se puede sentir identificada en algún momento vital de nuestra protagonista, porque también hemos tenido un momento de autodescubrimiento, y de fallar, y de volver a intentar. De querer encajar aunque eso nos quemara por dentro, porque todos en algún momento hemos resurgido de esas cenizas.

No me daba cuenta de que unas y otras eran la misma cosa, mujeres que habían conquistado la poca o mucha libertad que tenían con garras y dientes y eso es lo que las hacía tan aterradoras.

Es una historia que es dura de leer, es dura escucharla y sobre todo es dura vivirla. Es imposible no empatizar, aunque estemos lejos de la protagonista y es imposible que no quieras abrazarla como otras mujeres nos han abrazado aunque no fueran de sangre. Es una historia cruda pero esperanzadora, es necesaria por las que estuvieron antes y por las que estarán después. 

Y sí, esta reseña no es lo que acostumbro a hacer, pero es muy difícil explicar con palabras esta historia y todo lo que me ha hecho sentir. Prefiero que la leáis, que la disfrutéis, que la lloréis e incluso que la odieis (acepto que luego me escribáis criticando esta reseña). Pero leerla por favor, porque aunque sea ficción es la historia de muchas, de las sin voz, la de los ignorados, repudiados e incomprendidos…

Así que gracias Alana. 

A🔵