Sinopsis

En medio de una ola de calor que altera el ritmo de la vida, Samantha, desaparecida cuando era una niña, emerge de la oscuridad. Traumatizada y herida, su mente esconde las pistas que podrían llevar hasta su carcelero: el hombre del laberinto. Este podría ser el último caso de Bruno Genko, un inspector de asombroso talento que no se enfrenta por primera vez a un secuestro de estas características. Pero las pistas anidan en lo más profundo de la mente de Samantha, detrás de puertas de hierro y pasillos interminables. 

¿Por qué lo hemos leído?

En la vida, todas tenemos una investigadora criminalista que necesita resolver casos de secuestros, homicidios y asesinos en serie. 

Las nuestras se pusieron el cosplay de policía cuando descubrieron este libro.

Reseña

Samantha fue secuestrada siendo una niña en extrañas circunstancias desapareciendo de la faz de la tierra sin dejar rastro. 30 años después aparece en mitad de una carretera y nadie sabe cómo ha llegado allí.

Bruno Genko es un investigador que intenta reconstruir el caso para obtener respuestas, pero tiene que hacerlo rápido porque su tiempo se acaba.

Así que como buen thriller, la trama consiste en descubrir qué pasó y quién es el secuestrador.

Durante todo el libro se genera un ambiente oscuro que en algunos momentos pone mal cuerpo y todo, sobre todo cuando Samantha narra sus recuerdos. Es bastante creepy la verdad.

Nos lo imaginábamos como en las pelis donde todo está oscuro y las luces que hay tienen poca intensidad.

Como buena investigación policial, quieres saber todo el rato quien es el malo y por qué hace lo que hace. 

No es un libro que de ansiedad, pero la sensación de urgencia constante  y la intriga ante las preguntas que se generan hacen que el ritmo sea ágil.

Hay en algunos momentos que decae un poco cuando la investigación se atasca, pero remonta relativamente rápido.

La historia se narra desde dos puntos de vista, el de la víctima y el del investigador.

Ambos personajes son muy interesantes y se ahonda mucho en su parte psicológica.

Samantha fue secuestrada siendo una niña y ha pasado toda su vida en un laberinto con un captor que no veía. Poco a poco va recobrando la memoria y cada cosa que recuerda te pone peor cuerpo.

Bruno es un investigador al que contrataron los padres de Samantha cuando desapareció y tras abandonar el caso, una vez que Samantha aparece siente que descubrir que pasó es algo que moralmente tiene que hacer.

Es muy peculiar y su forma de trabajar no entiende de normas ni protocolos. Con él y sus descubrimientos iremos resolviendo el rompecabezas.

El personaje del secuestrador quizá es el que más interés nos despertó y el que menos desarrollado está. 

Aunque sea un libro de ficción este tipo de personas perturbadas existen en la vida real y saber qué se les pasa por la cabeza es algo que me da entre miedo y curiosidad.

Durante toda la historia pasan cosas que no esperábamos. Es cierto que desde el principio tuvimos la sensación de que nada era lo que parecía porque todo el mundo escondía más cosas de las que contaban

Eso hizo que el clima de suspense se sostuviera y que los plot twist que aparecían fueran una revelación y una sorpresa.

El final es super inesperado. Sabíamos que había un cabo suelto todo el rato pero no nos esperábamos que esa pista tuviese tanta importancia. Nos dejó totalmente descuadradas porque es un desenlace original en este tipo de género.

En general nos ha sorprendido y lo hemos disfrutado. No es el mejor thriller que hemos leído pero está bastante bien porque mantiene la intriga y se nota que el autor ha creado situaciones y personajes complejos porque sabe de lo que habla.

Y vosotros, ¿Lo habéis leído? ¿Qué os ha parecido? Os leemos en comentarios y en nuestras redes sociales.

A🔵 & M🔴