El dios en llamas – R. F. Kuang

Sinopsis

Tras la brutal guerra civil, Rin lo ha perdido prácticamente todo. Pero no piensa abandonar a aquellos por quienes ha sacrificado tanto: la gente de las provincias del sur, y en especial la de Tikany, el pueblo que es su hogar. Al volver a sus raíces, Rin se enfrenta a retos difíciles, pero también encuentra inesperadas oportunidades.

A pesar de que sus nuevos aliados de la Coalición Sureña son maliciosos y no se puede confiar en ellos, Rin pronto se da cuenta de que el auténtico poder en Nikan reside en la gente corriente, que ansía venganza y la venera como una diosa salvadora.

Apoyada por las masas y por el ejército sureño, Rin hará lo que haga falta para destruir a sus enemigos y a cualquiera que amenace las artes chamánicas y a sus practicantes. A medida que crece su poder e influencia, ¿será capaz de resistirse a la embriagadora voz del Fénix, que solo desea ver el mundo arder?

¿Por qué lo hemos leído?

Teníamos que ponerle fin a una de las saga más épicas de alta fantasía que hemos leído en los últimos tiempos, a pesar del pánico que teníamos de este final.

Reseña

Tras lo sucedido en la guerra civil, nos encontramos a una Rin que lo ha perdido todo (inclusive una mano). Se ha dado cuenta del papel que ha tenido en el conflicto y ha decidido luchar por lo que siempre ha estado ahí, el sur, y para esto tendrá que buscar aliados donde menos lo espera.

Entramos de lleno en otra coalición política, lo que implica una trama de estrategias políticas y bélicas, guerras, alianzas, traiciones y magia.

Y aunque esta historia se aleja más de los aspectos históricos de la guerra, sí que hay una crítica brutal al colonialismo, la opresión y la discriminación, que también os digo que no hace falta leer entre líneas porque es bastante evidente.

La ambientación física sigue siendo muy potente y en esta ocasión también va más allá en la parte más psicológica de los personajes, las consecuencias de una guerra y la necesidad de venganza por los que siempre han sido “menos”.

También entendemos muchas cosas del pasado gracias a pequeños flashbacks, por lo que la ampliación del worldbuilding es mayor (aunque seguimos necesitando más información sobre Nezha y otros dioses…)

El ritmo es más o menos el mismo. Entendemos que a algunas personas les pueda parecer lento, de hecho, nosotras hemos tenido discrepancias en este punto, porque a María le ha parecido demasiado denso y a Ana no.

Está claro que es un libro que hay que masticar para entender todo , ya que tiene mucha información importante que es necesaria para entender cómo llegan al final los personajes. Hay momentos de tensión, intriga y acción que agilizan la historia, y aunque hay algún plot twist en general no es un libro que se defina por las sorpresas que te encuentras.

El desarrollo de los personajes en este final de trilogía es brutal. Este desarrollo sigue haciendo que nos sintamos en una dualidad continua con respecto a Rin, la odiamos y la amamos a partes iguales.

Ella sigue tomando decisiones de dudosa moralidad, pero al menos se da cuenta de las cosas que ha hecho, o como actuó en el pasado, e intenta buscar una razón de todo por lo que pasa.

Veremos más que nunca a una Rin que duda constantemente entre sus ansias de poder, el control de un dios vengativo y su necesidad de venganza. Eso le llevará a conflictos con Kitay, que empieza a ver el mundo desde otra perspectiva. Nos habría gustado conocer más su punto de vista o que tuviera más protagonismo tanto Kitay, igual que Nezha, pero bueno, es lo que hay.

En cuanto al final, sin duda creemos que este es el desenlace más digno y congruente con respecto a la historia y los personajes que hemos leído. Está perfectamente cerrado y no podía pasar de otra forma a pesar de que ha acabado con nosotras.

En general, sentimos que no es una trilogía para todos los gustos. Te tiene que gustar mucho la fantasía épica y oscura, pero sobre todo las historias bélicas, porque el tema principal es la guerra.

Entendemos que haya gente que pueda costarle por su densidad o porque a veces empatizar con la protagonista es misión imposible, pero es una gran trilogía.

Además, es innegable el trabajazo de worldbuilding realizado por R. F. Kuang, que permite darse un viaje físico y emocional a todos aquellos que han disfrutado de su saga.