Imperio de Tormentas – Sarah J. Maas

Aviso⚠: La sinopsis y esta reseña puede contener spoilers del libro anterior.

¿Qué dice la sinopsis?

El largo camino al trono apenas comienza para Aelin Galathynius. Se han roto y se han comprado lealtades, se han ganado y perdido amistades y quienes poseen magia se enfrentan a quienes no.

Con todos los reinos de Erilea fracturándose a su alrededor, Aelin debe convertir a los enemigos en aliados si quiere evitar que sus seres amados caigan víctimas de las fuerzas oscuras que están listas para reclamar su mundo. Con la guerra al acecho en todos los horizontes, la única posibilidad de salvación se encuentra en una misión desesperada que podría marcar el fin de todo lo que Aelin ama en la vida

¿Por qué lo hemos leído?

¿Sabéis ese instante en el que te preparas para empezar un libro nuevo? Esos mini nervios que sientes por saber si te va a gustar, o esa ilusión por abrirlo en un momento especial del día mientras le dices, “es tu hora, no me falles…”¡Pues a nosotras con este libro no! 

Y ¿por qué? os preguntaréis. Pues por todo caris. Porque la tensión, la intriga, los nervios y la ansiedad que nos genera esta saga, hace que antes de empezar, ya sepamos que va a ser un love forever.

Y así fue. Tres días nos duraron 816 páginas, ¡¡tres!! Y una cosa os vamos a decir, nuestras caras de muertas merecieron muchísimo la pena. 

Reseña

Tras lo sucedido en el palacio de Rithford, Aelin viaja hacia su queridísima Terrassen, para ser lo que es por nacimiento, una reina. Pues Spoiler: no va a ser fácil.  Cuando llega allí se encuentra con el mínimo apoyo (por decir que tiene alguno).

Así que la trama principal trata de cómo ella y su corte tienen que aventurarse en la búsqueda de aliados para formar un ejército que les ayude en la guerra que está por venir.

Y es aquí donde empezamos a darnos cuenta del camino de miguitas de pan que comenzó en el primer libro, cuando aún no sabíamos la magnitud de la historia. Nos ha fascinado entender cómo encajan las piezas y la importancia vital que tienen para que todo se desarrolle como tiene que ser. 

«Ardemos no solo por nuestra magia sino también por nuestras propias almas»

Además, las subtramas de los personajes han hecho que estemos sin pestañear durante horas, porque no ha habido ningún capítulo que no nos haya parecido interesante.

La ambientación en este libro es maravillosa pero nos ha dado en todo el karma. En el anterior nos quejábamos de que volvíamos a Rithford,  un sitio más que conocido,  pues bien, en este es un no parar de viajar de un lado a otro. 

Cuando llegamos a Terrassen, nos sentimos como Frodo Bolson al llegar a Rivendell, ¡Qué bonito todo! ¿pero ya nos vamos?. Aelin no hace más que moverse de un lado a otro y a nosotras nos ha dado hasta Jet-Lag. Y mira que nos gusta conocer sitios nuevos, pero con tanta excursión, nos ha dado la sensación de que por algunos paisajes pasábamos por encima, y nos hubiera gustado profundizar más.

Aún así nos ha sorprendido muchísimo la capacidad de crear no solo nuevos ambientes totalmente diferentes entre ellos, sino también nuevas criaturas y seres mitológicos que enriquecen el universo de Erilea. 

El ritmo es vertiginoso. Nos hemos mareado de lo rápido que iban las cosas en ciertos momentos, y no exageramos que es tan ágil y rápido de leer, que nos duró tres días (con sus respectivas noches). Durante todo el libro te mantienes en una tensión horrible y placentera a partes iguales , porque la acción en las diferentes batallas te hace sentir que estás en medio de la guerra, y que en cualquier momento te cae un flechazo indeseado.

A Aelin se le acaba el tiempo, y esa prisa mezclada con angustia se traslada al lector, que sigue leyendo sin parar, aunque en algunos momentos necesite parar para coger aire.

«El miedo a la pérdida… puede destruirte tanto como la pérdida en sí»

Los personajes siguen evolucionando, y aunque todos nos parecen increíbles, ya tenemos clarísima nuestra lista de favoritos. 

Con Aelin, como siempre, hemos tenido nuestros más y nuestros menos. Nos ha costado  entender todo lo que hace, y aunque al final comprendimos el trasfondo de sus acciones, el hecho de que no cuente con su corte para ciertas decisiones importantes, nos enfadaba un poco. Que siga siendo una caja de secretos después de cuatro libros, nos gusta y a la vez nos perturba, ya que nos da la sensación de no terminar de conocerla, ¡y queremos conocerla!, porque la queen es de lo más interesante. Además, sigue siendo una sinvergüenza y una descarada, y eso nos tiene maravilladas porque es la típica persona que querrías tener de tu lado, ya sea en una discusión o en una guerra. 

Su relación con Rowan nos encanta, creemos que él es el complemento perfecto que hace que ella no se desborde y se autoinmole. Cuando sale él, nosotras sentimos una sensación de tranquilidad. Porque… ¿Qué puede salir mal con un príncipe hada, superguerrero, superpoderoso y superguapo?.

Aedion nos gusta y entendemos la importancia que tiene, pero en este libro nos ha parecido un poco niño de 15 años. “Es que Aelin no me hace caso”, “es que Rowan es más importante que yo” ,es que mimimimi. Vale, podemos entender que hay ciertas cosas que le molesten, pero chico…¿puedes madurar ya por favor?.

Dorian está en el libro aunque no lo parezca, porque se le trata más como secundario que como el Rey que es, y eso nos ha molestado un poco. Entendemos que está en shock post traumático porque está recién desposeído y además lo ha perdido absolútamente todo, pero es un personaje que tiene mucho potencial y durante casi toda la historia está de adorno.  Su protagonismo en la trama es mínimo, él simplemente está ahí en plan: “¿Hola? Yo también soy Rey, ¿alguien me hace caso?”. Es como el niño pequeño en la mesa de los mayores durante una comida familiar. Menos mal que al final remonta gloriosamente y vuelve a darnos momentazos importantes y satisfactorios.

«Aelin no era una salvadora con quien unirse sino un cataclismo que sobrevivir»

Una de las mejores cosas que hace Sarah J. Maas es escribir personajes femeninos fuertes, independientes y empoderados. Y nosotras estamos living con ellos. 

Manon es una reina, cada vez que dice algo es una sentencia. Amamos las relaciones que va forjando y tenemos claro que va a ser crucial en lo que nos espera. Está llena de conflictos internos, y gracias a ellos evoluciona de una manera exponencial.

Lyssandra es la diosa a la que nosotros rezamos, y tenemos claro que es mejor tenerla de amiga que de enemiga, ya que su valentía, su lealtad, su carácter y sus habilidades especiales son indispensables para el equipo.

A la que no le pillamos muy bien el punto es a Elide, nos tiene confusas. Ella está presente, es importante en ciertos aspectos y entendemos que todo el mundo la quiera, pero seguimos sin ver qué importancia tiene en la historia. Ella es buena, es querida y es coja, vale… pero cuéntame mas… Lo que más nos ha gustado es la relación y la santa paciencia que tiene con Lorcan, que se ha sumado a la trama y ha sido un gran descubrimiento.

Por fin conocemos más profundamente al resto de guerreros hada. Gravriel y Fenrys no pueden ser más distintos entre ellos. Uno es educado y paciente, mientras que el otro es impulsivo y temperamental. Hemos odiado su lealtad y sus juramentos pero nos ha encantado su aportación a la trama, aunque no siempre nos han caído bien.

Pero si hay alguien que se ha llevado el premio al hate del año, esa ha sido Maeve, porque ella se merece toda la inquina que sale por cada poro de nuestra piel. Es que no puede ser más mala, cruel, sádica y lista la jodida de ella. Aunque Erawan y la Matrona Picos de Hierro no se han quedado atrás en cuanto a perversidad. Esa unión y todos sus planes para jodernos el final feliz  nos tiene temblando.  

«Los soñadores serán quienes reconstruyan y salven el mundo»

Si algo nos ha impactado en este libro son los giros argumentales. Algunas cosas estaban claras que iban a suceder, pero porque eran necesarias (y si no llegan a pasar nos habríamos enfadado y mucho). Pero otras es que ni siendo un oráculo las habríamos visto venir. Porque los giros no solo te dejan con la boca abierta cual boa constrictor, sino que son revelaciones y explicaciones que sin duda, enriquecen y aportan mucho más a la trama y en general a la saga. 

Con este final Sarah J. Maas nos ha hecho un “sujétame el cubata”. 

Pensábamos que el final del anterior era insuperable y épico. ¿Pues querías caldo? toma dos tazas. La angustia que hemos sufrido con este desenlace es de ansiolíticos como mínimo. 

Y no solo es lo que sucede, sino cómo sucede, y cómo te hace sentir lo que sienten los personajes, porque sin darte cuenta, estás más metida en la mierda que ellos. La montaña rusa de emociones es inevitable y no nos avergonzamos al reconocer que mucho tiempo después de haberlo leído, no lo hemos superado.

«El mundo empezó y terminó con fuego»

Es posible que, de momento, este libro haya sido nuestro favorito de toda la saga, porque no da puntada sin hilo, y todo lo que quedaba en el aire queda bien atadito, preparándote para lo que va suceder próximamente. 

Y madre mía lo que está por venir…

Y vosotros, ¿Lo habéis leído? ¿Qué os ha parecido? Os leemos en comentarios y en nuestras redes sociales.

M🔴 & A🔵

Un comentario sobre “Imperio de Tormentas – Sarah J. Maas

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